Hasta que la muerte nos separe

La lluvia golpea contra las ventanas fuertemente. La oscuridad es la única acompañante en el solitario piso.

Emma corre por el terrorifico pasillo. El miedo se apodera de ella cuando escucha los horribles pasos tras ella.

Sus fuerzas comienzan a flaquear, sus piernas cada vez están más débiles y los extraños pasos se van acercando.

Una pequeña grieta en el suelo, sella su desdichado destino. Emma cae y los pasos se detienen tras ella.

No quiere girarse, sabe quién está detrás de ella, sabe quién es el dueño de esas pisadas y sabe que la noche será testigo de su final.

Lentamente gira,  quedando sentada y mirando fijamente a los ojos de su verdugo. Sabe que le va a quitar la vida, seguramente lo ha sabido desde el día que decidió ser la dueña de su destino.

La afilada hoja del cuchillo le atraviesa desgarrando su carne. Mientras la sangre fluye se pregunta si ahora algún juez creerá en su miedo. Se pregunta si esta vez,  escucharan su llanto. Por desgracia sabe que será demasiado tarde.

Su asesino la mira mientras se desangra y le dice:

-          La culpa es tuya, te casaste conmigo y el cura dijo: Hasta que la muerte os separe.

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