Es uno de estos días que no me gusta la televisión y que no
soporto abrir el correo y ver la publicidad. Me molesta, por muchos años que
han pasado.
Ya son casi doce años, y el 11 que no te puedo felicitar el día
del padre ni regalarte nada (nunca olvidare que lo último fue una radio de esas
pequeñas que te gustaban para escuchar los partidos). Aunque la verdad es que mataría
por tenerte solo durante un minuto, preguntarte mil cosas, darte un beso (no
recuerdo si alguna vez te di alguno) y que conocieras a Jaime.
No puede ser, pero si te puedo felicitar el día del padre.
Porque si alguien se lo merece eres tú.
Porque tú trabajaste de sol a sol por sacar a todos tus
hijos adelante. Tú te ibas a las 5 de la mañana y volvías a las diez de la
noche para que nunca nos faltara nada. Tú fuiste quien jamás se fue de
vacaciones, te conformabas con ir con todos nosotros a San Sebastian a la
playa.
Muchas veces me he preguntado si fuiste feliz, si te
arrepentiste alguna vez de tener tantos hijos… pero dentro de mí se que no.
Porque aunque te fuiste muy pronto… recuerdo que el poco tiempo libre que
tenias lo pasabas con nosotros. Nos llevabas al monte, a la isla, a donde
fuera. Pero siempre con la ama y con todos los hijos a cuestas.
Supongo que como todo el mundo esperabas a la jubilación para
poder disfrutar un poco… no pudo ser. Al mes de jubilarte te encontraron el cáncer.
La vida a veces castiga a quien menos lo merece.
Así que, felicidades aita. Porque si alguien ha sido un
ejemplo de padre… has sido tú. Porque me siento orgullosa de que hayas sido mi
padre. La única pena que tengo es que te fuiste sin poder decírtelo.
Felicidades Aita. Te quiero
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